martes, 14 de septiembre de 2010

La culpa Versus la Rabia

Ver a Marcela Sabat protestando contra la instalación de una termoeléctrica a carbón en Punta de Choros junto con los editores del The Clinic y todo el grupo de gente que llegó a la marcha, crea ciertas interrogantes. La primera de ellas: ¿cómo es que existe gente en Chile capaz de asistir espontáneamente a protestar por un "lugar" y no lo hacen por otras tantas miles de injusticias que ocurren a diario? Es posible que este momento marque un punto que la historia tomará como evidencia respecto de la configuración de la nueva hegemonía de la élite chilena, esa ciudadanía liberal (convengamos que los ciudadanos son los que tienen twitter y facebook y creen en el Estado de derecho como algo justo).

Oponerse a una termoeléctrica a carbón en Chile debiese ser extendido como objetivo político: oponerse a que ocurra en la playa más "linda" y en la población más "fea".
En sí, el modelo de desarrollo que ilustra la obtención de energías desde fuentes altamente contaminantes es la expresión de una política rentista e injusta para con nuestra Tierra, el entorno y su gente, lo que incluye seres vivos pensantes y los no tanto (que los ecologistas defienden como si fueren personas). Es una política que institucionaliza la idea del "desarrollo" nacional que proviene de los países del norte. Además, esconde la ideología del empresariado de élite nacional que está sólo disponible a prestar la Tierra con el fin de sacarle el mejor provecho a lo que hay.
Dejando fuera a las pymes, que viven el sueño del empresario sosteniendo la infraestructura del trabajo en Chile, los empresarios de élite y las sucursales corporativas de las multinacionales que se adueñan del tercer mundo, invierten casi nada en innovación y protección del medio ambiente, y sólo están a la espera de la oportunidad que el medio entrega, en vez de jugársela y arriesgarse por el desarrollo nacional. El empresario de élite sólo ve oportunidades en la bolsa, no se la juega en la innovación. Hasta ahí con los empresarios.
Volviendo al punto: ver una marcha convocada por la red 2.0, que mezclaba a los autodenomidados progresistas de la concertación y a los liberales de la derecha, representa la construcción en Chile de un grupo social hegemónico, que comparte variadas características en el plano del capital social y material. Es en parte el mismo grupo que ha dominado el espectro del poder en los últimos 25 años, pero que con el cambio de gobierno se hace más evidente como expresión política. Comparten mucho del liberalismo nutrido por el extremo relativismo post-moderno, y ciertos privilegios materiales que les permiten estar informados 24/7 en sus blackberries o droids. Disfrutan de la sociedad urbanizada y su acceso al arte moderno abstracto e incomprensible, de su infraestructura vial y comunicacional, y de la gentrificación de los barrios pobres de, por ejemplo, el centro de Santiago. Defienden el matrimonio homosexual, el aborto, el uso de las drogas, y el feminismo, y tantas corrientes de pensamiento que pasan al repertorio de luchas importantes. Condenan el conservadurismo de la curia, a los políticos de extrema derecha, las políticas de represión del Estado. Viven en comunas relativamente homogéneas, con acceso a los bienes urbanos del conocimiento y del esparcimiento familiar necesario.
Son profesionales, han estudiado en universidades públicas de élite, y también valoran a las universidades privadas serias. Y, por cierto, difrutan de la naturaleza y los lugares a los cuáles la urbanización no llega sino en 4x4 y blackberry.
Se construyen como oposición al gobierno ridiculizando las salidas conservadoras de sus funcionarios, y por cierto, mediante la red. Muchas veces suman a su actuación política las culpas sociales heredadas por sus condiciones de cuna, armando relatos sobre los "otros," aquel rebaño que es marginado del poder, pero que requiere del liderazgo de una élite como ellos, los ciudadanos.
Y es que, muchas veces de acuerdo en que se proteste, esta élite progresista se pega balazos en los pies que no le permiten salir a caminar más allá de quienes comparten las condiciones que le otorgan la categoría de ciudadano. Construyen relatos en los cuáles el ciudadano es como ellos y tiene todo lo que ellos tienen, como el derecho a pasear por una playa bonita en el verano con acceso a twitter desde un celular. Se encierran en sus visiones del mundo (que probablemente han recorrido) sin detenerse a pensar que hay más pobladores que ciudadanos en el mundo. Y es que hay más gente que, para ellos, es menos inteligente porque quiere relaciones duraderas antes de casarse, o porque no entiende el activismo gay.
Para hacerlos entender sus demandas, los liberales conciben la educación como la lucha para que esos pobladores ignorantes dejen de ignorar lo que para los liberales es importante: ser ciudadano. Y, entonces, tienen que ser los ciudadanos los que eduquen (o digan como se tiene que hacer). Y construyen crisis educativas, y se lanzan movimientos ciudadanos que perplejan a todo el mundo con sus relatos sobre la mala educación y sobre las recetas que los gobiernos deberían seguir para mejorarla. Y los gobiernos, manejados por esta élite liberal-progresista y tecnocrática, los escuchan, escuchan a los ciudadanos y con ellos toman decisiones, como la de iniciar reformas educacionales cosméticas, o la de mover la termoeléctrica a carbón desde la playa bonita a quién sabe dónde. Y muestran cómo aumenta la matrícula de los pobladores en los colegios y universidades, y dicen que vivimos en la sociedad del conocimiento.
El poblador, por otro lado, representa otra categoría de habitante de este terruño llamado Chile. Es la porfiada mezcla de migrante rural-urbano que consume y trabaja y se endeuda para tener techo, comer y estudiar, y cuya última generación ha crecido frente a la televisión sexualizada sin tener acceso a educación sexual, y a la educación igualitaria sin tener acceso a igualdad. En sus vidas abunda la precariedad laboral, el machismo y la cristiandad católica y evangélica, cuestiones incomprensible para una élite liberal. Ese poblador, para el ciudadano, "necesita" de otros para salir de su pobreza, es incapaz de organizarse para hacer algo bueno por su vida, sus hijos tienen malos puntajes en el SIMCE y la PSU, y por lo tanto se educa en las universidades privadas e institutos de baja calidad.
Las marchas estudiantiles de los hijos de la élite pasan cerca de las universidades privadas y les gritan "500 puntos" como recordándoles de dónde vienen los ciudadanos estudiantes y de dónde vienen los pobladores estudiantes. La élite liberal no expresa su comprensión de por qué alguien como un poblador no puede salir a marchar por la causa de las ballenas (o cualquiera del repertorio). No entienden el inmovilismo de quien tiene que pagar con trabajo actual o futuro su educación superior, el inmovilismo de alguien que es sancionado por organizarse, que tiene problemas materiales para poder llegar a la infraestructura urbana que soporta la educación superior y el acceso al conocimiento.
Un ciudadano en tierras ciudadanas aborrece la represión policial, pero un ciudadano en tierras de pobladores, con pobladores en las calles, la busca por todos lados para protejerse. Un ciudadano a veces se cree poblador, aunque lo hace en términos cosméticos: se deja un rubio "choco panda" o no se cambia la polera sucia, se compra ropa rota, o se ensucia los bototos. Un poblador, cuando se cree ciudadano es mirado como ignorante y arribista, por querer tener materialmente lo que los ciudadanos tienen por defecto de cuna.
Y ambos consumen. Unos se endeudan y los otros no, unos se quejan que no pueden pagar, los otros de que no pueden casarse los gays. Y así, arman oposición. Unos lo hacen contra la pacatería de la otra élite (la empresarial y conservadora) y los otros lo hacen porque no tienen trabajo, o el trabajo es precario, o sus vidas son precarias.Como sea, unos acumulan culpas para la acción política, otros acumulan rabia contra sus vidas y las de los demás que raramente se transforma en acción política.
Los privilegios son invisibles. Una sociedad como la chilena cuenta cientos de burbujas de privilegios, desde las cuáles se lanzan propuestas para una vida mejor para todos, cuando en realidad son para la vida mejorada de quiénes gozan los privilegios. El asunto del ecologismo es tramposo, porque mezcla a los privilegiados con los no privilegiados en un discurso en que ganan los que siempre ganan, pero pelean todos. No pasa lo mismo en las peleas que involucran cuestiones ambientales con personas, como lo es el conflicto mapuche. Ahí no hay privilegiados, solo los no privilegiados, los que migrando a la ciudad no serían ciudadanos. Pero si hay tierra y medio ambiente, como en Punta de Choros, aunque es una tierra que los activistas privilegiados no disfrutan, y por lo tanto, para qué marchar ciudadanamente por ella, ¿no? Ahí es donde hay diferencias: ahí hay rabia, en Punta de Choros hay culpa.
Escuchar a los políticos liberales decir que "trabajan por la gente" es parte del discurso del activismo por culpa, y demuestra un paternalismo abismante.
Escuchar a los sectores sociales organizados decir que "protestan por que les condonen las deudas de sus casas" es para la élite una sinvergüenzura de mal educados que no quieren pagar sus deudas. Claro, es posible que ellos no tengan deudas tan materiales y básicas como las de una casa. Como sea, son dos tipos de acción política que son diametralmente opuestos en la honestidad de sus contenidos. La culpa dice actuar en favor de "la gente" o "los ciudadanos" cuando en realidad actúan por ellos mismos. La rabia lo dice directamente y eso es más honesto. Yo me quedo con la rabia.
Y rabia me da cuando todo un país hoy día alaba con admiración la organización e inteligencia de los mineros atrapados por la avaricia, como si eso jamás existiera entre los trabajadores o fuera una cualidad única de las élites. Ojalá se acuerden de lo valioso de la experiencia de ellos cuando comiencen a decir lo mal educados que son sus hijos por los puntajes SIMCE o PSU que tengan. Y ojalá la rabia pueda dominar alguna iniciativa política en Chile.
publicado el 31 de agosto de 2010 en http://www.elquintopoder.cl/fdd/web/politica/opinion/-/blogs/la-culpa-versus-la-rabia

7 comentarios:

  1. Los privilegios al parecer son tan invisibles, que los estudiantes de doctorado en universidades Yankis son incapaces de verlos. Mientras algunos luchamos en la "dura" (y estudiamos en la dura), otros se intelectualizan junto con la elite gringa y luego escriben palabritas de revolución ideologizadas por el tio Sam. Caprichos de intelectuales Cuicos, que por leer el ciudadano y se siente rubio (simplemente neo-clinics) se sienten "del pueblo".

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  2. Abelardo, si quieres hacer una apología de tu lucha, cuéntala, con gusto la veo y si me gusta me uno a ella (en carne y hueso, no en twitter, facebook). Lo segundo, creo entender el privilegio de estudiar en una universidad gringa (que no es Yanki pues hay una diferencia), y te cuento que estudiar un doctorado es justamente intelectualizarse y darse estos "caprichos de cuico." Lo del se siente rubio y el ciudadano, cuéntaselos a ellos, aunque creo que algunos no estarán de acuerdo en que son neo-clinics.
    Insisto, si quieres podemos juntarnos en el futuro y puedes decirme tu opinión en persona, con gusto hablamos, y tal vez nos damos los caprichos de la "lucha dura" de la que hablas tú. Saludos.

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  3. Sr. Ivan Salinas,

    Eccelente colummna. Hase mucho años que un umilde gruopo de pobaloras y pobladores, con muy poca educacion, venimos dando la lucha en ventanas-puchuncaví para que no se construyan mas centrales termoelectirca, las cuales nos estan literalmente matando. Nuestra playa no es playa de ricos, por lo mismo las estrellas de TV no nos han escuchado (sin bien es sierto, tampoco estamos deacuerdo con las centrales de pta de choros). Somo emos dado la lucha nosotros, gracias a la organicación del consejo ecológico de puchincavi y una pequeña organizacion local liderada por jovenes valerosos y luchadores que por años han puesto sus profeciones al servicio de nuestra comunidad, dandos fuerza para luchar. Aqui ningun politico viene. Nosotros somos quienes hemo ido al congreso y apenas nos escuchan. Si no fueran por los abogados jovenes que nos han ayudado, estariamos peoer. Ganamos un juicio en la Corte Suprema, pero parece que la central va igual. No emos abandonado la lucha. Seria lindo que pudiese difundir en su blog el caso nuestro. Un caso de lucha umilde y ciudadana. Si nicesita informacion me escribe a <chascamarina@gmail.com. No haga caso a comentarios tontos y siga escribiendo.

    Cariños desde la V region

    Maria Estrella.

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  4. Juntarnos en un futuro OK, habrá que esperar que regreses. Ver tu artículo es gracioso. Te burlas de los privilegiados de quienes van a playas bonitas y usan twitter....y lo dices comodamente con tus patitas llenas de arenita blanca mirando un horizonte calipso(intuyo que en en alguna playa Californiana, de Florida, Caribeña o Mexicana, ver foto la de la portada), seguramente usando tu twitter desde algún dispostivo especial. Al parecer tus privilegios son tan grandes, que te das el lujo de hueviar a quienes disfrutan sus playitas en Chile, sentado en tu playita paradisiaca del mar del norte. En el fondo tienes la contradición del "se siente rubio", ellos tuitean desde su i phone (ver twitter de se siente rubio) en contra de quienes desean o tienen un i phone. Tu escribes en contra de quienes ven a sus playitas cuicas desde una playita del primer mundo. Ello demuestra que ustedes disfrutan de sus privilegios mientras al mismo tiempo actuan como activistas "por los morenos". Un tongo!!

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  5. Abelardo, las contradicciones se hacen evidentes porque existe un análisis lógico. En ese análisis que tu haces el ataque es que consideras que yo cuento con ciertos privilegios y por eso no debería criticarlos. Varias cosas:
    1) Venir a USA a estudiar es una oportunidad que otorga privilegios y de eso estoy muy consciente.
    2) Venir a USA fue también la primera oportunidad que he tenido para "viajar." Antes de eso no solo no tenía los privilegios de viajar fuera del país, si no que tampoco podía viajar tanto dentro del mío sin hacer el esfuerzo que la mayoría hace para salir de vacaciones.
    3) Cualquier persona que estuviese en mi lugar, en este momento, aprovecharía de conocer este mundo, el centro del imperio neoliberal, que además está lleno de contradicciones. Yo no nací acá, ni soy de acá, y sería ridiculamente amargado si no me diera el tiempo para conocer y sacar fotos.
    4) No soy rubio.
    5) No tengo iphone, ni blackberry, ni ningún dispositivo móvil de comunicación diferente al que usaba en Chile (que casi todas las familias tienen: un celular).
    6) Tengo email y este blog.
    7) No me considero un "activista pro moreno." Creo que si existen diferencias sociales que marcan lo que uno piensa y hace, y entre ellas el ser rubio o moreno en Chile. Yo me quedo con la escencia de "lo moreno" porque eso soy.
    8) No webeo a quienes disfrutan las playas en Chile, webeo a quienes dicen defender la vida sólo cuando se afectan sus privilegios. Webeo el relativismo moral de quienes gozan de privilegios de clase que reniegan como si fuesen algo ajeno a ellos. Webeo que justamente no se den cuenta que la gente no es como ellos, por mucho que sean liberales y "progresistas".
    9) No reniego de este privilegio, que sería imposible sin la beca que financian los impuestos Chilenos, y sin otras consideraciones (busca, si quieres, Beca Igualdad de Oportunidades Fulbright-Conicyt).
    10) En serio, juntémonos. Mándame tu e-mail para contactarnos, yo iré a Chile en diciembre-enero. Tal vez lo que te causa risa ahora podría entenderse mejor, y así tbn podría entender mejor cuál es tu punto.
    11) Agradezco el tiempo que te das en leer y criticar esto, en serio. Creo que tendrías una forma completamente distinta de discutir si lo estuvieses haciendo con un rubio de esos que te llamarían inmediatamente "resentido."
    Saludos.
    PS: Por cierto, la playa es en México, y la foto es como cualquier foto que he sacado cuando conozco un lugar nuevo.

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  6. Iván,

    No había escrito antes, pero leí esta columna hace mucho tiempo.

    Me has hecho pensar mucho.

    Espero te sirva saberlo para que sigas motivado a escribir.

    Un abrazo,

    Omar

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