martes, 25 de noviembre de 2008

La huella ecológica

Estudiando educación ambiental ha sido una experiencia mas o menos fascinante, principalmente porque es increíble como los esfuerzos que se han hecho desde hace más de treinta años en educar a las nuevas generaciones respecto al cuidado del medio ambiente y la consecuencia de los actos con los discursos ambientalistas han sido fútiles y no han logrado que como generación nuestro consumo y cuidado por el medio ambiente tenga relación con algún factor de conservación o sustentabilidad.
La idea básica detrás de la educación ambiental, diría yo, es que toda la acumulación de conocimientos y habilidades que se desarrollan en el sistema escolar (y también fuera de él) debiera llevar a las personas a adoptar acciones que sean consideradas amigables con el medio ambiente. Eso no implica que uno salga a protestar contra la caza de ballenas, sino cambiar los hábitos y conductas en la vida cotidiana y finalmente entender la cadena de relaciones que nuestras acciones tienen sobre el medio ambiente. Ello incluye reducir drásticamente el consumo de materiales que se sabe que provocan un daño ambiental porque no son reutilizables y son producidos con un alto gasto de energía, reducir el uso de combustibles fósiles, cuidar los recursos hídricos, preferir comprar materiales biodegradables, separar la basura con fines de reciclaje, preferir comida orgánica, apagar las luces cuando no se usan, etc. Evidentemente una visión de estas características no se sustenta solo promoviendo este tipo de prácticas como acciones desde la escuela. Todo implica que debe existir una promoción por parte de las autoridades políticas, por ejemplo promover la industrialización mediante el uso de energías renovables y cuyo impacto relativo sea menor que el uso de combustibles fósiles, u otorgando mayor valor e incentivos al reciclaje, etc.
De todos modos, lo importante es la acción colectiva que incluya una conciencia de cómo nuestros estilos de vida impactan el medio ambiente, incluso siendo nosotros ambientalistas. En un ejemplo de cómo sustentar nuestros estilos de vida para todo el mundo (si los consideramos aceptables), el sitio web http://www.earthday.net propone el cálculo de nuestra "huella ecológica" o lo que significa escalar en nuestros estilos de vida y definir cuánto es necesario para que todo el mundo viva con nuestro estilo de vida. Pueden tratarlo en el link http://www.earthday.net/footprint/flash.html (solo tiene EEUU y Australia, pero pronto habrá disponibilidad para más países, según la organización). Si tienen preguntas, pueden ir al link http://www.earthday.net/footprintfaq (está en inglés) y entender más de qué se trata esto.

Mis datos la primera vez que tomé el test (suponiendo que vivo en Estados Unidos):
Necesitaría 3,3 planetas Tierra para que todos vivieran como yo.
En porcentajes, mis gatos serían: Servicios 54%, Bienes 9%, Movilidad 16%, Vivienda (techo) 7%, Comida 15%. ¿Cómo lo hago para reducir el consumo? Prueben ustedes.