sábado, 3 de octubre de 2009

Poder a los profesores: Conocimiento del contenido didáctico (o pedagógico)

La labor de un profesor merece todos mis respetos, principalmente por lo complejo de las situaciones a las cuáles se enfrenta y las exigencias que se ponen sobre ésta. Es increíble cómo muchos se sienten con la autoridad de criticar malamente el trabajo de los profesores, de culparlos por los resultados de la educación, de proponer soluciones simplistas a problemas complejos, en donde lo que muchas veces se da como solución es cambiar a los profesores por gente formada en otras disciplinas, en las que suponen conocer los contenidos y por lo tanto se supone que pueden enseñarlos mejor.
Pero, ¿qué saben los profesores que otros profesionales no saben hacer? ¿Qué caracteriza a su trabajo que otros no podrían hacer a no ser que tengan la experiencia de ser profesor (incluyendo en ello el haber estudiado participado en salas de clases? Antes de responder eso, creo que es necesario jugar con algunos términos relacionados. Para tratar de simplificar el argumento, he escogido tres elementos de discusión: el rol del profesor, el rol del curriculum, y el rol de la escuela/comunidad. Asimismo, me estoy refiriendo a la experiencia de ser profesor de escuela pública en Chile.
Ser profesor requiere conocimientos de lo que se quiere enseñar. En eso no cabe duda. Pero también requiere autoreconocerse en cuanto a las ideas que 'el ser' profesor implican: escoger qué se entiende por aprender (y cómo se evidencia), reconocer que las personas aprenden de manera diferente y que los medios en los que están insertos influyen en cómo aprenden y en lo que aprenden. También implica desarrollar habilidades para detectar a quienes no están aprendiendo, racionalizar las razones del por qué no aprenden, y desarrollar estrategias para ayudar a los estudiantes a aprender determinados contenidos/conceptos/habilidades, etc. A ello se le pueden sumar diferentes variables sistémicas, como por ejemplo el desarrollar tolerancia a la burocracia escolar, mantener contacto con los padres/apoderados de sus estudiantes, identificar problemas personales de los estudiantes, manejar la disciplina de salas de clases numerosas, planificar clases en tiempos que no existen en sus horas de trabajo, entre otras labores (organizar actividades escolares, talleres, etc.). Si queremos complejizar aun más el panorama, podemos añadir que los profesores deben responder por los resultados de sus estudiantes en pruebas estandarizadas, y deben responder a una evaluación docente cada cierto tiempo. A todas estas tareas podemos seguir sumando muchas más, pero creo que es suficiente con lo que hay, ¿lo puede comparar con la labor de otras profesiones?
El curriculum, por otro lado, es un concepto difícil de explicar, aunque fácil de sentir. En este caso, podemos decir que el curriculum es el acuerdo de la clase política para decir qué es lo que se enseña, en qué secuencia, con qué materiales, y cómo se evalúa. Es a la vez una guía y una amarra a la labor del profesor, quien planifica su instrucción en base a los dictados del curriculum. El curriculum podría ser entendido de cuatro formas: el que se discute a nivel político, el que se realiza como enseñanza, el que se evalúa y califica, y el que se aprende. El curriculum en sí es la expresión del valor que desde los expacios de poder se otorga al aprendizaje de ciertas materias. No existe curriculum objetivo, todos son esa expresión de lo que la 'sociedad' valora como elemento que reproduce identidades, y 'educaciones'. ¿Ocurre lo mismo con otras profesiones? ¿Existe algúna construcción social (práctica y no ética) que amarre el accionar de un médico o un abogado?
La escuela y comunidad intervienen de manera notable en lo que un profesor puede lograr con sus estudiantes. Por ejemplo, la escuela fija normas de conducta, horarios, especifica actividades extracurriculares, en general organiza el proceso educativo formal de una comunidad. Las comunidades pueden o no estar involucradas en ese proceso educativo formal, y eso depende del valor que le otorguen a la escuela, como a la educación en general. La comunidades también ofrecen más o menos ambientes para el aprendizaje de lo que dicta el curriculum. En ambientes más pobres, es predecible que las experiencias educativas estén lejos de valorar el curriculum. Lo contrario ocurre en comunidades más ricas. Esto es parecido al trabajo de otras profesiones, es distinto para un médico trabajar en una clínica del barrio alto de Santiago a trabajar en un hospital público del sector sur de Santiago.
El rol del profesor se complejiza aun más al considerar el curriculum y la escuela/comunidad. En términos prácticos yo no veo una profesión con más elementos a considerar en su práctica que ser profesor. Los profesores, a diferencia de los médicos y abogados, por ejemplo, no tienen un marco normativo/ético de calidad desarrollado por ellos mismos. Y es tal vez por el carácter político de la educación, en que ser profesor es considerado más que una profesión, como un engranaje más del aparato de reproducción social. Pero mi visión es distinta. Creo que todos esos elementos que forman la actividad de un profesor (principalmente que un estudiante aprenda en un proceso formal de escolaridad) son parte de un cuerpo de conocimiento que es distinto a conocer el contenido y a tener ganas de enseñar. Existe un término, el Conocimiento del Contenido Didáctico (o Pedagógico) acuñado en la literatura estadounidense (Pedagogical Content Knowledge, Shulman 1986), que desde mi perspectiva sintetiza el valor de ser profesor, y de cómo ser profesor implica ser parte de una profesión única.
Si los profesores buscaran autonormarse en vez de recibir todas las ataduras sistemáticas de las instituciones que representan a los poderosos, es tal vez a partir de reflexionar respecto a qué tiene de distinto su profesión respecto a las otras. Un marco de calidad normativo para la actividad docente no requiere de un Estado castigador, sino de una determinación política de un cuerpo profesional que ha sido históricamente denostado, pero que en la sociedad del conocimiento cumple una labor fundamental que va más allá de reproducir sociedades desiguales.