jueves, 9 de junio de 2011

El Átomo, Nuestra story y Nuestra history

En un interesante argumento respecto a las formas de pensar orientales y occidentales, se nos presenta la idea de que el individualismo es un invento occidental. Como ejemplo, se señala que en el idioma Chino no existe una palabra para “individualismo,” siendo la más cercana la palabra China para “egoísmo.”
Asimismo, se nos muestra que estas diferencias están aparejadas a diferencias en las concepciones de colectivismo, siendo éste mucho más fuerte en las culturas orientales. Es en base a esa idea social del individualismo que saltamos a la idea científica del individualismo: el átomo, la unidad de análisis con que los griegos partieron para explicar las propiedades de los objetos.  Hasta hoy, esta idea ha prevalecido en las ciencias, otorgándonos la validación de explicaciones para los fenómenos del mundo natural, y asimismo un reafirmante del consenso al respecto. No ocurre lo mismo cuando intentamos explicar las propiedades de las sociedades como objetos de análisis.

Estudiando química, uno de las materias esenciales que se tratan es la termodinámica estadística. En corto, la termodinámica estadística es una rama de estudio de la  físico-química que genera herramientas y modelos para predecir las propiedades termodinámicas de las sustancias (y sistemas) en base a la aplicación de distribuciones normales sobre la población de entidades que forman la sustancia o sistema. Salió complicado… la idea es asumir que las propiedades que uno puede medir y sentir en el mundo macroscópico son el resultado de la distribución de esas propiedades entre el grupo de las entidades que son parte del mundo atómico-molecular, constituyentes del mundo macroscópico. Por ejemplo: la presión del gas al interior de un globo inflado (una propiedad macroscópica) es el resultado de la distribución de las presiones que cada partícula de gas “tiene”. Sin embargo, no se puede medir ni asumir la presión de una molécula individual, o de un átomo. Para ello se asumen otras medidas “individualizantes,” como la velocidad del átomo o molécula. Así es como se acepta el uso de modelos matemáticos (físicos y estadísticos) de comportamiento macroscópico, aplicados a los modelos de la materia a nivel atómico-molecular. En otras palabras, nuestras percepciones de comportamiento en el mundo macroscópico se imponen como modelos para entender el comportamiento de entidades individuales inventadas, como son los átomos y moléculas. A su vez, el comportamiento individual que resulta de la imposición de esos modelos permite predecir el comportamiento del agregado de individuos: el colectivo. Una relación compleja entre individuos y colectivos.

Muchas veces me he topado con personas cuya experiencia con la ciencia escolar les permite decir que los átomos existen objetivamente y no como producto de la imaginación “racional” humana. Incluso algunos me han dicho que vieron fotografías de los átomos en sus libros de texto de ciencia. Ahora, más allá del sentido del “pienso, luego existo” que le da vida a los átomos como entidades naturalmente “existentes,” lo cierto es que materialmente solo se cuenta con modelos que explican fenómenos, siendo el átomo un modelo más, bastante consensuado y exitoso por cierto. La diferencia de la ciencia con otras ramas del conocimiento es su relativamente alto nivel de consenso, en particular con el paradigma actual del modelo atómico (o modelos atómicos). Ese nivel de consenso no implica que en ciencia no existan controversias históricas que muchas veces se resuelven de manera política y no apelando al racionalismo objetivista que tanto nos han mostrado como legitimador de la ciencia per se. No podemos decir lo mismo para las ciencias sociales, en que los disensos analíticos parecen ser bastante más marcados. Como ejemplo, existe un gran conflicto cuando los marcos analíticos con los que se explican los procesos sociales y políticos asumen como punto de partida al individuo y su relación con el colectivo, que se confronta cuando otros marcos parten del colectivo para explicar al individuo.

Hay algo interesante respecto a la historia como experiencia social y la historia como experiencia individual. Los anglicismos (perdónenme por usarlos) history y story permiten hacer esa diferencia, esa en que podemos  ver por un lado una totalidad histórica agregada en nuestra sociedad y por otro vemos nuestra propia experiencia de vida en su tiempo. Sin embargo, history y story no son entes separables, ni mucho menos “jerarquizables” como causantes uno del otro y viceversa. Son entes que se relacionan en complejidad, y en los cuáles ninguna explicación racional podría dar cuenta por completo sin considerar la subjetividad de nosotros, los que vivimos la story de nuestros tiempos y organizamos la history de nuestros tiempos pasados.

Es quizá porque los modelos que explican nuestro comportamiento son más visibles y personales, más cercanos a nuestras stories, que muchas veces nos negamos a asumir que hay estructuras superiores a los individuos. Y es quizás también porque nuestra historia social, nuestra history, muestra patrones tan claros de distribución determinista que nos negamos a dejar de lado que nuestra story está escrita desde antes.

No se trata acá de resolver la disputa sobre si el individuo causa la sociedad o la sociedad causa a los individuos, pero sí de entender que las comprensiones de nuestro mundo, natural y social, no son necesariamente un resuelto de postulados científicos probados. Son el resultado de una mezcla de ambas, como lo muestra el exitoso consenso, científico, de la termodinámica estadística. En el fondo nuestrasstories son la expresión de nuestra individualidad en el marco de la history. Y a su vez nuestra history es el resultado del agregado de acciones que realizamos en nuestras stories. Las posiciones en torno a qué es lo que causa histories y stories se van a mantener por un rato. Lo único que creo importante destacar es que no se asuman relaciones causales directas entre uno y otro punto de partida como verdades absolutas. No hay forma de probar uno como más válido que el otro en todos los casos, y finalmente solo son posiciones analíticas que se transforman en disputas políticas e ideológicas en el gran mar infinito de histories y stories.

Publicado en Re-Editor

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