He pasado los últimos cinco años dedicado a estudiar el
aprendizaje y la enseñanza, y me he maravillado con las formas diversas con las que se presenta el aprendizaje. Pero no hay nada como vivir el resultado de que alguien aprenda gracias a lo que uno hace (quizá por eso los profesores son tan incomprendidos, pero no es el tema de este post). El aprendizaje es el resultado de, entre otras
cosas, algo que hacemos intencionadamente para que nuestros niños puedan tener
la experiencia de saber. Eso fue lo que empezamos a hacer con nuestra hija de seis meses:
enseñarle. La intención era que ella se comunicara con nosotros y que pudiera
expresar sus necesidades e indicar que le llamaba la atención en el ambiente. Y
por supuesto, que nosotros le entendiéramos. El llanto es la forma
primaria de comunicación de los bebés con el mundo, pero a medida que pasaba el
tiempo sabíamos que nuestra hija tendría la necesidad de comunicar cuestiones
específicas, y sin tener aún desarrollado un lenguaje hablado era muy difícil entenderla y responder adecuadamente. Entre
todo esto, nos encontramos con unos amigos que tuvieron la experiencia de
enseñarle lenguaje de señas a su hija. Al
verlo funcionar, decidimos que íbamos a intentarlo.
El lenguaje de señas para bebés, o infantes, nos llegó desde
la tradición Norteamericana. La idea la sacamos del libro de Monta Briant ‘Lenguajede Señas para Bebés’, aunque hay otros recursos disponibles en internet de
manera gratuita. Una de las ideas cautivantes para nosotros fue la afirmación
que señala que los bebés que sabían hacer algunas señas básicas disminuían sus
rabietas al poder comunicar sus necesidades de manera más precisa. Así es que
seguimos las recomendaciones y comenzamos a enseñarle algunas señas básicas a
nuestra hija.
Si bien se puede empezar a cualquier edad en que el bebé interactúe intencionadamente con los adultos que le rodean, la sugerencia es hacerlo
sistemáticamente a partir de los siete meses de edad. Hay que comenzar con un conjunto
mínimo de señas, e ir agregando otras a medida que el bebé responde a las señas.
Nosotros partimos con tres: la seña para “leche”, “comida”, y “perro”.
Después de unas cuatro a seis semanas, nuestra hija comenzó
a hacer las señas en las situaciones apropiadas. Cuando veía su mamadera con
leche hacía la seña de leche, cuando comíamos hacía la seña de comida, y cuando
paseábamos hacía la seña de perro cada vez que pasaba uno cerca de ella. Comenzamos
a agregar señas: “ruido”, “pájaro”, “sed”, “libro”, “pelota”, “zapato”, “cambio
de pañal”, “baño”, “ventilador”. Poco a poco nuestra hija comenzó a hacer las
señas no solo cuando la situación lo ameritaba, sino también cuando quería
expresar necesidades, como comer, tomar agua, y un cambio de pañal. Incluso hace señas combinadas, como cuando escucha un ladrido de un perro y nos hace la seña de "ruido" y "perro". Nos ha
ayudado muchísimo en entenderla, y la verdad es que no tenemos muchos problemas
de rabietas.
Algunas personas y familiares cercanos se mostraron
incrédulas cuando les contamos que nuestra hija se comunicaba por señas. Cuando
lo vieron, quedaron impactados. Mi hija de once meses podía decir que había un
perro cerca, o podía pedir comida si tenía hambre, o pedir leche si quería
tomar su leche. Pero también preguntaron ¿no retrasa esto el desarrollo del
lenguaje hablado? Pues, al parecer no hay nada que lo afecte mucho. Los expertos en el tema, consultados en el libro, dicen que no habría problema. La idea es
acompañar la seña con su equivalente en sonido. Mi hija ya comenzó a balbucear
las palabras “leche” y “agua” haciendo la seña respectiva, y no parece estar atrasada en su desarrollo lingüístico.
Si tiene la oportunidad, le recomiendo intentarlo con su
bebé o los bebés con los que pase tiempo cerca. Yo disfruto a mi hija, ya de catorce meses, y siento que ella se siente
segura de poder comunicar lo que necesita sin necesidad de una rabieta. Cada
vez le introducimos más señas a medida que ella interactúa con más elementos de
su entorno, y ha sido una tremenda y entretenida experiencia de aprendizaje
para nosotros como padres. Y creo que también para los familiares incrédulos
que no confiaban en que una bebé podía decirles exactamente lo que necesitaba.
Hay varias fuentes de información. Acá van un par de links para motivarles.
1. Esta es una experiencia que muestra la evolución de una niña que aprendió lenguaje de señas.
2. Fichas con ejemplos de señas (en Inglés). Incluye información extensa sobre lenguaje de señas.
http://www.babysignlanguage.com/
Me ha gustado leer tu experiencia.
ResponderEliminarYo soy mamá de 2 ;) Cuando nació mi primer hijo le fuimos enseñando signos de la lengua de signos española. Nos sorprendió cómo nos decía a través de sus manitas lo que quería o necesitaba en cada momento.
Ahora he creado una página web donde comparto todo lo necesario para aprender a signar desde casa. Todo de manera gratuita para que las familias puedan comunicarse con sus bebés y estrechar el vínculo.
Os invito a visitarla:
http://otanana.com